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Porque desde que pisé suelo venezolano, me hicieron sentir como en mi tierra… Por la amabilidad de su gente, que me brindó lo mejor, en todo momento y lugar… Por las risas y las sonrisas, la simpatía, la alegría, los abrazos, los besos, el cariño recibido… Por las explicaciones interminables, la paciencia, las infinitas respuestas a mis infinitas preguntas existencialistas… Porque me abrieron su corazón, sus mentes, sus vidas, y me permitieron conocerlos, y quererlos… Por el respeto por su historia, y por su memoria… Por sus calles, su metro, sus camionetas, sus semáforos locos, sus costumbres, su modo y ritmo de vida, sus comidas, sus bebidas, sus bares, sus negocios, tan extraños para mi, por sus horarios, por sus batidos, sus raspados, sus arepas… Por sus colores y sus olores… Por sus ciudades, por sus cerros… Por sus paisajes, de una belleza indescriptible… Por su Caribe, tan imponente, salvaje, inmenso, infinito, paradisíaco… Por su flora y su fauna, tan exótica, variada, bella… Por ser un país tan comprometido, tan participativo, tan informado y despierto… Porque, aunque todos sabían que apoyo la Revolución Bolivariana, todos, tanto chavistas como opositores, se abrieron a discusiones políticas interminables, al debate, al intercambio de ideas, con mucho respeto y tolerancia, y me dejaron una enseñanza más que rica, y contribuyeron a mi crecimiento personal… Porque, más allá de cualquier ideología política, es un país donde se respira cambio, esperanza, lucha, participación, inclusión… Porque creo que son un ejemplo para toda Latinoamérica, y el mundo… Por el lenguaje, sus expresiones, su “flojera para hablar”, que tantas risas me robó, y que tanto amo… Por el respeto por mi país, el intercambio de culturas, que resultó una experiencia maravillosa… Por mis panas, mis amigos, con los que compartí momentos inolvidables, y me brindaron lo mejor de lo mejor, ganándose un lugarcito privilegiado en mi corazón… Porque mis días en esa tierra fueron demasiado finos, arrechísimos, criminales, subversivos… Y hasta por el agua caliente que supimos conseguir, para que esta argentina no muriera de abstinencia, jajjaa Por todo esto, y mucho, pero mucho más, hoy elijo a Venezuela como mi segunda Patria, y me autodeclaro venezolana por adopción…